1. Origen antiguo: El jabón tiene sus raíces en la antigua Mesopotamia, alrededor del 2800 a.C. Los sumerios mezclaban agua, cenizas y grasas animales para crear una sustancia usada en la limpieza de textiles, más que del cuerpo.

2. Egipto y Roma: Los egipcios usaban una mezcla similar para higiene personal y rituales. Más tarde, los romanos refinaron el proceso y lo popularizaron en los baños públicos. De hecho, el nombre «jabón» viene del Monte Sapo, donde se dice que caía grasa animal al fuego, mezclándose con cenizas y creando esta sustancia limpiadora.

3. Edad Media: Durante la Edad Media, los jabones artesanales eran comunes en ciudades como Marsella (Francia) o Castilla (España). Aunque el jabón se usaba menos por creencias religiosas o falta de higiene general, los artesanos seguían perfeccionando su elaboración.

4. Revolución industrial: En el siglo XIX, con los avances científicos y el descubrimiento de los procesos químicos para producir sosa cáustica, la producción de jabón se industrializó y se volvió más accesible. Se empezó a promover como producto de higiene personal esencial.

5. Jabones modernos: Hoy existen jabones para todo tipo de pieles y necesidades: naturales, líquidos, sólidos, terapéuticos, aromáticos, y más. Además, muchos se fabrican con conciencia ambiental, sin químicos agresivos ni ingredientes de origen animal.